Posts Tagged lecciones de vida

Gracias a la vida

«Mami… gracias por quererme» espetó Montse inesperadamente mientras le cubría con polvos de talco el cuello tras ponerle su pijama y echarle pomada en una pupa.

Tardé algunos segundos en reaccionar porque estaba sorprendida y encantada. ¿Era consciente mi hija de dos años del precioso valor de la gratitud? Desde hace un tiempo decidimos enseñar a la niña algunos valores importantes como la amabilidad, la cortesía, el agradecimiento. Empezamos, como se hace casi siempre, con el «por favor» y el «gracias». La niña suele dar las gracias si le das algo, si la ayudas con sus dibujos, si aceptas jugar con ella, en fin, las cosas cotidianas.

Pero cuando ayer por la noche me agradeció por quererla casi me voy de espaldas. El aprendiz de padre estaba presente y también vi sorpresa en su mirada. Es increíble las cosas que entienden los niños. Y es increíble también lo mucho que los adultos menospreciamos su inteligencia y su capacidad de absorción de conocimientos.

Mi hija me dio una lección de vida. Otra más de una larga lista que comenzó antes de que naciera. Ahora entiendo que ella sabe mucho de más de lo que aparenta. Conoce los sentimientos, los aprecia, los devuelve y es capaz de mostrarse agradecida ante la muestras de afecto de los demás. Yo simplemente la amo.

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En el bosque de las hadas

Hace varios meses comencé una estrategia para ayudar a Montse a que deje el tete de una vez y para siempre. Debo confesar que no ha resultado fácil pero tampoco me ha ido tan mal. Ahora la peque solo pide el anhelado chupón para dormir por las noches. Sin embargo, tanta fue mi insistencia para intentar convencerla de que no pidiera el tete todo el tiempo porque lo tenía la hada (La hada del tete que me inventé, claro) que un buen día llegó a mis brazos y me dijo con su melodiosa voz: «Mamá, quiero verlas, a las hadas, llévame al bosque».

«¡Trágame tierra!» pensó esta aprendiz de madre que se ha dado cuenta de que engañar a los niños con fantasías tal vez no sea una buena idea.

Para no decepcionar a mi princesa su padre, su abuela, su tía y yo la llevamos a un terreno boscoso que tenemos cerca de casa, pero antes, escondimos entre los árboles una cajita de música que en lugar de tener la clásica bailarina tiene un Winnie The Poo danzarín.

Montse, que estaba feliz, pletórica y acompañada de su inseparable «nenecito», gritaba mirando hacia los árboles: «Hada, dónde estás, ven aquí que quiero verteeeeee».

Mientras la super abu entrenía a la nena, me aparté un poco del grupo y fingiendo la voz grité: «Montse no puedes verme porque vivo en un mundo mágico que se llama imaginación, pero te he dejado un regalo oculto entre los árboles. Búscalo y acuérdate de que el tete es solo para dormir».

La nena abrió los ojos como platos  volteando para todos lados hasta que encontró la caja. Le encantó. Todos la mirábamos embobados mientras ella le daba cuerda a su cajita.

Son esos breves momentos de felicidad los que le dan sentido a la vida. Ver la cara de un niño recibiendo un regalo o creando una ilusión es el mejor alimento para el alma. Fue un día inolvidable y Montse lo disfrutó muchísimo. Sólo espero que mi idea surta efecto y la niña deje poco a poco su chupete.

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10 consejos para madres en espera

Cuando una mujer confirma que está embarazada comienza una revolución interna que la sumerge en una felicidad cuasi absoluta y, en el mejor de los casos, cuasi permanente. La mente comienza a navegar a mil por hora en un océano de planes y buenos propósitos. Empieza a organizar mentalmente la habitación del bebé, a imaginar la ropa que le comprará y a preocuparse por el parto, la epidural, la episiotomía, las enfermedades infantiles, la guardería, y todos esos temas que son fuente inagotable de conversación entre los futuros padres.

Y claro, queremos compartir todos esos momentos con nuestros familiares y amigos más cercanos. Sin embargo, los médicos aconsejan esperar un tiempo prudente y razonable (aproximadamente tres meses) antes de contar la noticia con la finalidad de que, en caso de que la gestación se interrumpa como sucede algunas veces en las primeras semanas, no sea necesario llamarlos a todos.

A continuación les comparto algunos consejos prácticos para esos caóticos primeros meses:

1. Aunque la prueba casera te de un esperado positivo confirma el resultado con un análisis clínico de sangre u orina o visita directamente a tu médico.

2. En cuanto lo sepas con seguridad tómate algún tiempo para asimilar la noticia. Cuando se desea plenamente un hijo esos primeros momentos resultan intensos, es bueno que los compartas con el futuro padre.

3. Tómate las cosas con calma. Esto no es un maratón y no tienes que decidir el nombre del bebé en la primera semana ni amueblar la habitación en el tercer mes.   Lo más importante es la salud, por lo que acudir a la consulta para que te asignen una matrona  y  un ginécologo es lo primero que debes hacer.

4. Una relación de absoluta confianza con la matrona resulta fundamental. Es importante que le expongas todas tus dudas sin avergonzarte de nada. Ella te guiará y te preparará para el momento del parto.

5. Prepara tu cuerpo para el embarazo. Si eres fumadora tienes que dejar el tabaco de inmediato y por ningún motivo consumas drogas o alcohol. Incluso para tomar algún medicamento suave como el paracetamol es mejor que lo consultes con el tocólogo o la matrona. También es importarte que te surtas con cremas hidratantes y anti estrías, porque la piel necesitará un refuerzo en cuanto el bebé comience a crecer.

6. No enloquezcas comprando ropa para el bebé. Sé que es difícil resistirte a asaltar los centros comerciales pero las compras apresuradas pueden provocar que te arrepientas a los tres días. Lo mejor es que analices con calma información importante como cuando nacerá  o si hará calor o frío. Comprar demasiada ropa en tallas de la cero a la 6m es un grave error, porque los bebés crecen mucho y te arriesgas a que ni siquiera estrene muchas de las prendas.

7. Estimula a tu bebé desde los primeros meses. Está demostrado que sonidos como la voz de mamá o la música resultan gratificantes para el bebé, por lo que te sugiero que le hables todo el tiempo. La música relajante será útil para los dos. Durante el embarazo evita los gritos y las peleas, porque los peques también se estresan.

8. Practicar yoga, nadar y caminar, son algunas de las actividades físicas más recomendables durante la gestación. 

9. Es preferible que lleves ropa holgada y cómoda. Olvídate de los pantalones pitillos y las faldas stretch porque la ropa demasiado ajustada no es buena para el bebé. Los zapatos de tacón también deben abandonar temporalmente el armario, sustitúyelos por zapatos planos y cómodos.

10. En cuanto a la alimentación, la dieta debe ser variada y rica en fibras y lácteos. La fruta y las verduras son indispensables, así como la leche y el yogur. Trata de no consumir alimentos muy condimentados ni comida con grasa saturada.

Un regalito

Para las madres que desean compartir gráficamente las ecografías y fotos del nuevo bebé, DKV Seguros ha desarrollado una aplicación para Facebook que nos permite elaborar de manera muy sencilla un álbum fotográfico con los datos del bebé. Se llama Voy a ser mamá y, entre otras opciones, la herramienta permite a las usuarias elegir la foto de portada, el fondo del álbum y la distribución de las imágenes en cada página. En cuanto a la privacidad, esta aplicación permite a cada mamá decidir si compartirá las fotos con todos sus amigos del facebook o solo con los más cercanos.

La aseguradora obsequia también a las futuras madres con otra aplicación llamada Tu reloj biológico que, a través de un sencillo test permite identificar el nivel del instinto materno de cada mujer.

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Palabras para mamá

No es fácil describir a una madre sin recurrir a los habituales tópicos. En esta ocasión tomo de referencia un texto (cuyo autor desconozco) que fue publicado por @chicosabordo. Creo que define a la perfección todas esas facetas a las que nos enfrentamos en el día a día.

Desde aquí mi más sentida felicitación a las madres que han sabido serlo. A las que dan todo y más por sus hijos pero saben decir no en el momento adecuado. A las que no han necesitado gestar ni parir para tener y amar hijos propios.   A las que han querido ser madres pero no han podido. A las que esperan, escuchan, aconsejan, ayudan y aman. A mi madre, por su amor infinito y por las lecciones de vida que me ha dado.

¿Quién es mi mamá?

– Mamá es esa señora que lleva siempre en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete, un botellín con zumo y un pañal de emergencia.

– Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.

– Mamá es esa malabarista que pone lavadoras con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al perro con la otra, sosteniendo el correo con la barbilla y todo eso mientras me aparta del cubo de basura con el pie.

– Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer mis lágrimas con un beso.

– Mamá es esa forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro lleva el carrito de la compra.

– Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que caiga por las escaleras.

– Mamá es esa heroína que siempre vence mis pesadillas con una caricia.

-Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro  ratito libre, sólo otro, irá la peluquería a retocarse las raíces.

– Mamá es ese cuenta cuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí.

– Mamá es esa chef  capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la nevera porque no tuvo tiempo de hacer la compra.

– Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si  tengo fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer.

– Mamá es esa economista capaz de ponerse la misma ropa semana tras semana para que yo vaya bien guapa siempre.

– Mamá es esa cantante que todas las noches interpreta la canción más dulce mientras me acuna un rato aunque haya llegado cansada del trabajo.

– Mamá es esa payasa que hace que me parta de risa con solo mover la cara.

-Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe para la tos, un poco de agua y ponerme el chupete. Todo a oscuras y sin despertarme.

¿La ves? Es aquella, la más guapa, la que sonríe…

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Licenciadas en lactancia

Este fin de semana he leído con agrado un reportaje sobre lactancia materna firmado por Tatiana López, corresponsal de La Voz de Galicia en Estados Unidos, en el que me entero que en áquel país  existe una institución que ofrece una licenciatura en lactancia tras estudiar un curso de tres años y realizar 12 meses de prácticas en un hospital.

Aunque para muchos pudiera parecer exagerado pienso que es fundamental profesionalizar la asesoría en esta complicada fase post parto. Muchas madres que en principio tienen la intención de amamantar a sus hijos, pierden pronto el interés debido, en gran parte, a la falta de información y apoyo.

Y es que la lantancia no va solo de quitarse el sostén y meterle un pecho al bebé en la boca. Hay todo un proceso que se complica en algunas situaciones cuando aparecen problemas como una supuesta falta de leche o padecimientos físicos en las mamas. Dicen los expertos que la lantancia es posible en la mayoría de los casos pero depende al 100% de las ganas que tenga una mujer de alimentar al bebé con su propia leche.

Lo más cómodo es recurrir a una lata de fórmula láctea, porque para que nos vamos a engañar, muchas veces la lactancia puede resultar molesta, agresiva e incluso dolorosa. Sin embargo, si pensamos más en el bienestar del bebé que en nuestra comodidad podremos comprender que el mejor alimento que puede recibir un niño es la leche de su madre, sobre todo en sus primeros meses.

Por eso me ilusiona que existan expertas formadas profesionalmente para asesorar a las primerizas. Y por eso también apoyo la labor de instituciones como la Liga de la Leche.

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¡Feliz día del niño!

«Un niño es la verdad con la cara sucia, la belleza con una cortada en el dedo, la sabiduría con el chicle en el pelo y la esperanza del fruto con una rana en el bolsillo» Rodney Collin

Aunque la celebración universal de los derechos del niño se festeja en todo el mundo el 20 de noviembre, cada país tiene su fecha especial para celebrar a sus niños. En México, por ejemplo, es el 30 de abril, Brasil celebra en octubre, Venezuela en junio y España el 15 de abril.

Este año Google España amaneció con un doodle en honor a todos los peques en su día.

Yo me uno al festejo recuperando una vieja canción de uno de mis autores favoritos, José Luis Perales: Que canten los niños.

Participa: Para ti, ¿qué es un niñ@?

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Dos años con Montse, la historia de un parto

Hoy hace apenas dos años que me convertí en madre. Montserrat nació  a las 2.20 de la madrugada de un lluvioso viernes de abril tras 18 intensas horas de trabajo de parto inducido.

Me enteré de mi embarazo después de más de un año de intentos y de una larga lista de resultados negativos. Me realicé la prueba casera un viernes por la mañana y al ver las dos rayas mágicas en ese intenso tono rosa me puse a llorar en el baño. Desperté a mi esposo con la cara bañada en llanto y él me abrazó emocionado preguntándome si estaba segura. Acordamos no decirle a nadie hasta relizarme una prueba profesional en un laboratorio, pero ese día mi padre lo estaba pasando un poco mal y decidimos arriesgarnos y endulzarle el día con la noticia. No puedo describir la cara que puso, los ojos se le iluminaron como una mañana de verano y una sonrisa perenne apareció en su rostro. «Hay que contarle a tu madre» gritó emocionado. Ni que decir que toda la familia se puso feliz ante la esperada noticia.

El mío fue un embarazo cortés. Sin náuseas, ni vómitos, ni calambres… ni siquiera antojos. Todo se complicó cuando tras realizarme el test de O`Sullivan detectaron que podría padecer diabetes gestacional. A partir de ahí las visitas al gine se hicieron  más frecuentes y me pusieron en la penosa lista de los embarazos de alto riesgo. Alto riesgo. Cuando escuché al ginecólogo decir esas temidas palabras sentí que la tierra se abría bajo mis pies. ¿Qué significaba eso? ¿Que la vida de Montserrat corría peligro? Me sometí a una larga lista de estrictos cuidados  y visitaba la consulta semana tras semana.

El médico me explicó que todo podría complicarse si la beba cogía mucho peso. Cuando aún faltaban algunas semanas para el esperado parto me hicieron una de las tantas ecografías y el médico dictaminó que debían ingresarme para monitorear a Montse. Fue terrible porque ni siquiera me dejaron ir a casa a por mis cosas. Después de la revisión me asignaron una habitación y me quedé allí al cuidado de las enfermeras. Ya me habían realizado todas las pruebas realizables, incluida la de la epidural, aunque mi exagrado temor a las agujas me había llevado a decidir que no me la pondría jamás. Tan solo de imaginar que me introducían esa finísima aguja en la espalda me ponía los pelos de punta.

Después de varios días «de vacaciones» en el área de alto riesgo, en cuyos pasillos conocí a mujeres muy interesantes en la misma situación que yo, me trasladaron al paritorio la mañana del jueves 10 de abril. Lo primero que hice fue llamar a mi madre para tranquilizarme escuchando su voz.  Ella y mi padre me daban ánimos pero sé que en el fondo estaban tan nerviosos como yo por el bienestar de su nieta.

Después de varias revisiones y tras conocer a la matrona que me atendería me crucificaron los brazos con las vías necesarias para afrontar las posibles urgencias. El aprendiz de padre estaba ahí como un valiente intentando animarme en todo momento pese a que en los ojos reflejaba el miedo ante lo que  pudiera pasar. Por la ventana de mi habitación veía la lluvia caer y a la gente apresurar el paso bajo los paraguas mientras que en silencio le pedía a Dios  que todo saliera bien.

«Lo más deseable es el comienzo espontáneo del parto aunque hay circunstancias de tipo médico u obstétrico que aconsejan la inducción» amenazó la matrona con su cara resplandeciente de veinteañera recién duchada. «En su caso tendremos que utilizar oxitocina y, probablemente, romper artificialmente la bolsa si el trabajo de parto no evoluciona como esperamos». La mujer continuaba explicando con los habituales tecnicismos mientras yo intentaba asimilar que mi parto no sería natural como lo había soñado. «… lo importante es evitar a toda costa el sufrimiento fetal por lo que tampoco descartamos una cesárea», me decía aquella lejana voz. ¿Sufimiento fetal? Después de escuchar aquello firmé sin pensar todo los papeles que pasaron por delante ante la mirada atónita de mi esposo.

Y así comenzó la primera de las 18 horas que precedieron la feliz llegada de mi amada hija. Mientras por las venas de un brazo me corrían los chorros de oxitocina por el otro entraba el suero y la insulina para evitar que me subieran los niveles de glucosa en la sangre.

Y como no podía ser de otra manera -ya me habían advertido que las contracciones falsas que provoca la oxitocina son mucho más dolorosas que las naturales- terminé pidiendo a gritos la epidural. Después de cuatro intentos pudieron colocar la aguja para suministrar la bendita anestesia que hizo que todo pareciera más fácil en el quirófano, donde una ginecóloga, dos enfermeras, una matrona y un pediatra me recibieron sonrientes tratando de tranquilizarme.

No sentía las piernas. Y el parto resultó complicado pese a que pujé  con todas mis fuerzas durante cada contracción. Tuvieron que ayudarse con espátulas y la cabeza de Monse sufrió las consecuencias. Finalmente nació y al ver sus ojos grises me hipnotizaron. Los tenía muy abiertos y miraba alrededor sin entender que sucedía. Fueron solo algunos segundos porque el pediatra se la llevó para hacerle el test de Apgar en el que sacó su primer sobresaliente.

Fue el radiante padre quien la puso en mis brazos por primera vez. Me pareció la niña más hermosa del mundo y en ese momento le prometí en voz alta que la amaría para siempre.  Hoy cumplió sus primeros dos años de vida y me siento sumamente dichosa de estar a su lado, donde espero permanecer por mucho, mucho tiempo.

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Reflexiones filosóficas de una niña de 2 años

Muchas veces la curiosidad de Montse me supera por completo. A punto de cumplir 2 años, la niña descubre diariamente el mundo y no se corta un pelo al preguntarme esas cosas cotidianas que despiertan su curiosidad.

Durante la celebración de una misa (con motivo de un bautizo exprés que ya les postearé después) la peque preguntó a todo pulmón: Mami, ¿a qué hora viene Jesús?

En otra ocasión la hemana de mi padre le regaló unas zapatillas de andar por casa de esas mullidas que incluyen algún animalito de peluche. Cuando mi hermana vio las pantunflas le dijo a Montse señalando los zapatos:

– ¿Y este qué animal es? ¿Un gatito o un perrito?

La niña, tras pensarlo dos segundos contestó:

– Animal no tía Teté, son unas zapatillas, ¡¡za-pa-ti-llas!!

Mi hermana y yo nos reímos mucho y ella no entendía por qué. Seguramente pensó que su pobre tía no era capaz de diferenciar unos zapatos de felpa de un animal.

Han sido varias las preguntas de Montse que han quedado sin respuesta convincente. Esta aprendiz de madre intenta escaquearse con frases vagas ante el temor de saturarla con información. Estas son las que recuerdo ahora:

– ¿Dónde termina el cielo?

– ¿Porque la luna no habla?

– ¿Por qué no te quedas siempre conmigo?

– ¿Por qué papá no hace pis sentado?

– ¿Por qué Trotsky (nuestro perro) no usa pañal?

Sé que el largo camino de los por qué apenas empieza, así que si algunos de los visitantes que pasan por aquí sabe alguna forma de enfrentar esta etapa curiosa de los niños, les agradeceré el consejo.

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Somníferos para bebés

¿Hasta dónde puede llegar una persona  para intentar dormir o tranquilizar a un bebé inquieto? Hoy me encontré con una noticia simplemente aterradora. Sucedió en Vigo y la publicó La Voz de Galicia, Cuatro niños de una guardería fueron ingresados por la supuesta ingestión de un sedante.

Aún se desconocen las causas que provocaron la hospitalización de los pequeños. Tampoco se sabe si el sedante se les aplicó en la escuela. Pero en cualquier caso, los padres de los menores que acuden a esta guardería -que por cierto se llama A Camelia- ya no podrán estar tranquilos. Al menos mientras se aclara esta extraña situación y se confirme si el sedante se les sumunistró en el centro educativo.

Bastante difícil resulta para un padre o una madre encontrar plaza en una guardería para dejar a los pequeños, como para que además salgan a la luz informaciones tan escabrosas como esta y nos hagan reflexionar sobre una interrogante que siempre vaga de un lado a otro en nuestro pensamiento: ¿Quién cuida de nuestros hijos?

Es bien sabido que muchos pediatras suelen recetas somníferos en bajas dosis a los bebés para que dejen dormir a sus padres. Con este tema la polémica está servida porque hay quienes defienden la postura de que los sedantes son una buena forma de que los niños duerman y eso evita, incluso, los problemas de pareja. Salvo casos excepcionales en que la salud del bebé está en riesgo, el uso de sedantes, tranquilizantes, somníferos o como se llamen, no debería ser una alternativa para lidiar con los problemas de sueño del bebé.

Opina: ¿Le darías un sedante a tu hij@?

 

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Abu Toto se fue al cielo

Esta vez el motivo de tantos días de ausencia es sumamente doloroso. El 24 de febrero falleció mi padre, uno de los seis pilares que sostienen mi vida. Durante varios días me encerré voluntariamente en un mutismo absoluto intentando aceptar su ausencia. Aún no lo consigo. Pero sé y entiendo que la vida continúa y que la muerte es para todos. Bien me lo decía mi viejo: «El único requisito para morir es estar vivo».

Con su partida deja en mí y en mi familia un vacío que no se llenará jamás. Es difícil seguir adelante sin derrumbarme a llorar cada segundo, pero he seguido el ejemplo de mi madre quien se ha mantenido fuerte y entera para darnos consuelo.

Mi madre, mis hermanos y mi esposo han sido el principal motivo para levantarme y continuar. Pero sin duda el motor que nos mueve a todos es mi hija, Montserrat. Ella ha notado la partida de su abuelo y se ha angustiado al vernos llorar. Tampoco se resigna y continúa llamándolo cada tarde para que juegue con ella. «Abu Toto, veeeen», grita la peque al pie de la escalera por la que veía bajar a su abuelo con su peculiar sonrisa. El abu no aparece y ella no entiende por qué.

«Abu Toto está en el cielo» le hemos repetido infinitamente para que  comprenda que no podrá verlo más. Ella nos escucha muy seria y mira al cielo. Cada noche, antes de dormir, me pide el móvil en el que llevo las fotos de mi padre para darle un beso de buenas noches. No se cansa de pedirme que le enseñe un vídeo en el que nieta y abuelo aparecen juntos, caminando de la mano en el jardín.

¿Cómo hablarle de la muerte a una niña de 23 meses? ¿Cómo explicarle qué significan para siempre y jamás? ¿Cómo evitar llorar cuando la abrazo y pienso que ninguna de las dos podrá estrechar nunca a ese ser maravilloso que fue mi padre? ¿Cómo aceptar que él no podrá contarle a mi hija las maravillosas anécdotas que vivió cuando fue contramaestre de un barco y recorrió los mares del mundo? ¿Cómo superar la ausencia de un hombre que vivió por y para su familia? ¿Alguien podría decirme cómo?

Es doloroso y difícil. Ella se ha hecho a la idea de que mi padre no volverá. Mira por la ventana y se despide: «Adiós abu Toto», pero el aprendiz de padre y yo sabemos que no entiende el verdadero significado de sus palabras.

Al menos me queda el consuelo que de que, segundos antes de partir, mi padre le dio un beso y un abrazo a Montse. Don Antonio murió en compañía de las dos mujeres mas importantes de su vida: su esposa y su nieta. Hasta siempre papá.

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