Posts Tagged Lactancia materna

La ley de la teta indonesia

Ni tanto que queme al santo, ni tan poquito que no lo alumbre. Me acordé de este refrán esta mañana cuando leía en La Voz de Galicia la noticia de que el Gobierno de Indonesia multará a las mujeres que no amamanten en exclusiva a sus hijos menores de seis meses. No creo que regular por ley una decisión tan personal como la lactancia sea la solución más conveniente. Cualquier madre normal o medianamente escrupulosa quiere lo mejor para sus hijos, y la leche materna es sin duda el alimento ideal para los bebés, que para eso la naturaleza es sabia y nuestro cuerpo dispone de un par de tetas que se recargan con cada embarazo. Pero es la madre y NO un gobierno quien debe decidir si amamantar o no.

Indonesia asegura que ha tomado esta medida porque, según una encuesta, cerca del 40% de los niños menores de cinco años tienen retrasos en su crecimiento debido a la desnutrición, dato que coincide con el hecho de que la tasa de lactancia materna exclusiva en aquel país se redujo un 10% entre 2006 y 2008. Puede que esta sea una buen razón para pretender que los niños se alimenten con leche materna, pero sería mejor concienciar a las madres con una buena campaña sobre los beneficios de la LM en lugar de cobrarles 100 rupias (alrededor de 8,8 euros) a las mujeres que no quieran dar el pecho.

La nueva ley indonesia podría estar inspirada en la super modelo Gissele Bundchen quien tras parir a su primer hijo propuso la existencia de una ley universal que obligara a las madres a amamantar.

Lo dicho, el gobierno a lo suyo y que cada mujer decida lo que considere mejor para sus hijos. Que ya está bien de tanta ley social y tan poca labor económica

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De «madres vaca» y periodistas fatuas

Cuando revisaba la prensa on line y me topé con el titular de portada del magazine del periódico El Mundo no me lo podía creer. Entré a leer el reportaje y ya de plano me quedé de piedra. Instintivamente me conecté a Facebook porque imaginé que esto no podía pasar desapercibido para muchas mujeres que conozco y me topé con un grupo que había sido creado para protestar por semejante insolencia. Les cuento, el suplemento dominical del mundo tituló su portada: « Madre o vaca»,  acompañándola con una composición gráfica de una mujer con piel de vaca y un bebé en brazos.

El reportaje principal del Magazine, publicado a 5 páginas el 17 de octubre y firmado por Carmen Machado, pretende (solo pretende porque no lo consigue) dar a conocer diversos puntos de vista sobre la lactancia materna. Sin embargo, omite cualquier rastro de objetividad titulando de una forma ofensiva e insultante para cualquier mujer con dos tetas. ¿Es que amamantar a un hijo te convierte en vaca? ¿Es que la periodista que escribió el reportaje ignora que los seres humanos somos mamíferos y por tanto mamamos, y que no es la vaca el único animal que da leche para alimentar a sus crías? ¿Es que esa chica no tiene tetas? ¿Ni cerebro?

Soy firme defensora de los derechos del niño y de su bienestar. No me gusta caer en los grotescos extremos en los que se ofende a una mujer porque no quiere amamantar, creo en el libre albedrío y en que cada una debe eligir lo que es mejor para ella y para su bebé. De ahí que los comentarios en los que se agrede a las madres no lactantes también me avergüenzan, pero de eso a tolerar que se atente contra las mujeres que defiende la lactancia materna y que optan por alimentarlos de la forma más natural que existe me resulta increíble.

No podemos permitir que se atente ya no contra un derecho universal, como es la alimentación primitiva de los humanos, sino contra una de ley de la naturaleza, que para eso son las glándulas mamarias, pero es que aún hay imbéciles que piensan que las tetas son únicamente para el gozo y disfrute de los hombres y/o de otras mujeres. Que ya está bien hombre, que no es posible que una publicación tan popular haya permitido semejante error. En verdad que escribo todo esto desde mi más visceral instinto pero es que leer tantas incongruencias juntas, y encima un domingo.

No sé como esta chica llamada Carmen Machado imagina que era el mundo del ser humano siglos atrás, cuando aún no había fórmulas lácteas para alimentar a los bebés. Cierto que cita a expertos como Carlos González, cierto que pidió la opinión de una representante de la liga de la leche, pero enfocó claramente el reportaje hacia una postura, desde mi punto de vista, equivocada y ofensiva. Pone información que no está bien contrastada porque es bien sabido que las molestias del pecho tienen solución así como un agarre equivocado del pezón y todas esas cosas que ella cita como desventajas de la lactancia materna.

Luego empaqueta dentro del reportaje una serie de contras que enumero a continuación con su respectiva réplica que para eso este es mi blog y puedo escribir lo que se me de la gana:

«Puede acarrear problemas de salud como pechos obstruidos, pezones agrietados, candidiasis y mastitis» → Vale, pero ni es en todos los casos ni son situaciones que no puedan ser tratadas adecuadamente por el especialista.

 «La madre lactante debe ingerir 500 calorías extras al día, porque la producción de leche implica un mayor esfuerzo metabólico y la mujer debe llevar una dieta muy completa, equilibrada y rica en vitaminas y ácido fólico» → No se de dónde sacó lo de las 500 calorías, pero que yo sepa los médicos no sugieren comer más para lactar. De hecho la leche se produce sin problema aún cuando la mujer coma menos cantidad de la recomendada, o es que acaso esta periodista de El Mundo no ha visto nunca a una mujer de las zonas más pobres de África, desnutrida y con la teta de fuera alimentando a sus hijos para que no mueran de hambre? ¿Se atrevería esta chica, Carmen, a decirle cara a cara a una de estas mujeres que no amamanten a sus hijos si no comen 500 calorías más? Y otra cosa, desde cuando la alimentación completa, equilibrada y vitaminada es perjudicial como para que ponga este pretexto como una desventaja de la lactancia?

«Puede ser difícil compaginar la lactancia y la vida laboral» → Eso seguro, pero aún así hay mujeres que aplican el «engorroso proceso» de congelar su leche para amamantar a sus hijos. Esto es gusto de cada una, si quieres amamantar bien y si no, déjalo, pero basta ya de ofender y criticar a las demás por sus decisiones.

Y aún hay más, en el reportaje la redactora cita a una abogada llamada Laura Falcón quien tiene la teoría de que las campañas pro lactancia son «una estrategia para mandar a las mujeres a casa», según ella se pusieron de moda al finalizar la segunda guerra mundial y ahora, como el mundo está en crisis,  se promueva la leche materna para que las mujeres se queden en casa y no trabajen. Pero eso no es todo, la abogada asegura que las campañas pro lactancia «son completamente falsas» y que «después de un siglo de utilización de la leche artificial vemos que donde se creó y se empezó a usar, en Estados Unidos y en el norte de Europa, los niños están sanísimos y alcanzan una altura mayor que los del sur». Si ahora va a resultar que la fórmula láctea ayuda a que los bebés sean más altos. Es que esto es surrealista.

En fin, que el reportaje (lo pueden leer aquí) no tiene pérdida, no sé para que se molestaron en agregar la opinión de Carlos González si al final lo citan en dos líneas. Felicidades Carmen, mujeres como tú son las que cambiarán el mundo. Eso, tú a lo tuyo, a olvidarte de la objetividad y plasmar en un periódico lo que te parece a ti que es mejor. Pedazo de periodista, vamos.

Actualización 19/10/10 -> Se han creado otros grupos de Facebook para protestar contra el reportaje de El Mundo.

Actualización 20/10/10 -> Otras blogueras que han protestado:

La era de las madres vaca, en Amor maternal

Soy una mamá humana, por eso doy leche humana, en Tenemos tetas

Vaca no, mamífera sí, en Una maternidad diferente

Que tal mamá y vaca, en Me crecen los enanos

La madre vaca de Pedro J, en Curiosidades desde la izquierda

Mamás a secas, en Ser mamás

¿Madre vaca? Madre lactante, en Nace una mamá

Polémica sobre la lactancia materna, en Blog bebés

¿Me está llamando vaca a mí?, en A cuestas con la vida

 El Mundo de Pedro J. ofende a las mujeres, en Blog político

 

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Tuiteando y la teta dando

Aunque es bien sabido que las mujeres -a diferencia de la mayoría de los hombres- pueden hacer varias cosas al mismo tiempo, la llegada de las redes sociales y, sobre todo, de los smartphones, han potenciado esa ilimitada capacidad que tenemos. Basta con mirar la tira que estos días lleva por avatar en su twitter la siempre ocurrente @irene_gp por cortesía de Fa-Kun, un brillante ilustrador fascinado con la lactancia materna, autor del blog Siempre dibujando.

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Gotitas de vida (II)

Aún no había visto con total certeza la luz. Sus ojos intentaban inútilmente enfocar su objetivo: una mujer de edad madura vestida de blanco que le cogía la cabeza con ternura. Escuchaba ruidos extraños y se sentía nerviosa en aquel ambiente desconocido. Tan pulcro… pero tan frío. Recordaba poco -muy poco- de su vida pasada. Vagos pasajes rondaban su recién estrenada mente y pudo remembrar aquel lugar tan cálido de donde provenía y las voces que tantas veces la tranquilizaron en los momentos de mayor soledad.

Ahora todo era distinto. No había calor, o al menos no había la cantidad suficiente para que dejara de sentir tanto frío. Sus intentos por llorar se veían intimidados por la curiosidad que sentía en aquel lugar extraño. ¿Acaso era ella la única que se sentía tan desconcertada? Giró la cabeza un poco para ver entre penumbras a su vecino que dormía plácidamente con una sonrisa en los labios. Intentó reincorporarse para separarse de aquel cuerpo ajeno que la abrumaba pero se dio cuenta de que era inútil. Entonces se percató de que había perdido la movilidad de la que gozaba en su anterior hogar.

– No puede ser – pensó mientras intentaba llevarse las manos a la cabeza.

Todo era en vano. Se sintió sola y abandonada. Deseó con todas sus fuerzas regresar a su lugar de origen  y miró fijamente el rostro de la mujer que tenía delante, para intentar saber quién era aquella desconocida que le hablaba en un lenguaje ininteligible. No pudo contener el llanto y berreó con todas sus fuerzas.

De repente sintió que se movía y escuchaba una voz lejana que le resultaba conocida. La mujer de blanco la depositó suavemente encima de un cuerpo cálido con un aroma muy familiar. Escaló como pudo las enormes montañas que tenía delante y encontró un oasis en medio de aquel placentero lugar en el que ya no sintió mas frío. No podía creer lo que estaba viendo. Abrió la pequeña boca y se aferró con toda sus fuerzas al inmenso paraíso que le ofrecía la vida misma dosificada en dulces gotitas.

Era el pezón de su madre.


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Licenciadas en lactancia

Este fin de semana he leído con agrado un reportaje sobre lactancia materna firmado por Tatiana López, corresponsal de La Voz de Galicia en Estados Unidos, en el que me entero que en áquel país  existe una institución que ofrece una licenciatura en lactancia tras estudiar un curso de tres años y realizar 12 meses de prácticas en un hospital.

Aunque para muchos pudiera parecer exagerado pienso que es fundamental profesionalizar la asesoría en esta complicada fase post parto. Muchas madres que en principio tienen la intención de amamantar a sus hijos, pierden pronto el interés debido, en gran parte, a la falta de información y apoyo.

Y es que la lantancia no va solo de quitarse el sostén y meterle un pecho al bebé en la boca. Hay todo un proceso que se complica en algunas situaciones cuando aparecen problemas como una supuesta falta de leche o padecimientos físicos en las mamas. Dicen los expertos que la lantancia es posible en la mayoría de los casos pero depende al 100% de las ganas que tenga una mujer de alimentar al bebé con su propia leche.

Lo más cómodo es recurrir a una lata de fórmula láctea, porque para que nos vamos a engañar, muchas veces la lactancia puede resultar molesta, agresiva e incluso dolorosa. Sin embargo, si pensamos más en el bienestar del bebé que en nuestra comodidad podremos comprender que el mejor alimento que puede recibir un niño es la leche de su madre, sobre todo en sus primeros meses.

Por eso me ilusiona que existan expertas formadas profesionalmente para asesorar a las primerizas. Y por eso también apoyo la labor de instituciones como la Liga de la Leche.

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Carlos González, el defensor de la lactancia

No es George Clooney, ni siquiera Brad Pitt y tal vez no tenga el encanto peculiar de Richard Gere, pero tiene miles de seguidoras alrededor del mundo. Casi todas madres preocupadas por el bienestar de los pequeños. Admiro profundamente el trabajo de Carlos González y su calidad como pediatra y padre. Es sin duda uno de los principales defensores de la lactancia materna, la crianza natural y el colecho. Acaba de presentar su libro más reciente Entre tu pediatra y tú y por ese motivo conversó con Arancha Serrano (Veinte minutos) sobre los tópicos que tanto nos interesan. Aquí un breve extracto de la entrevista:

¿Se debe buscar a un pediatra acorde con la ideas de los padres, o cualquier pediatra es válido?
Cualquier pediatra es válido, el problema es que pedimos a los pediatras cosas que no son de su ámbito. Un pediatra es una persona que ha estudiado el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de los niños. Pero nos empeñamos en preguntarle cosas que no están relacionadas con su salud: si hay que cogerle en brazos o no, dónde tiene que dormir, qué hacer si no come.

¿Hay un exceso de información de cómo ser padres?
El exceso de información nunca es malo, lo malo es la desinformación o la información incorrecta. Por eso escribí el libro Bésame mucho, porque había leído libros sobre la crianza de los hijos que no me gustaban nada y pensé en escribir sobre lo contrario para que al menos los padres tengan dónde elegir. Me daba pena y rabia ver a tantos padres cuyo su deseo era atender a su hijo pero que no se atrevían a hacerlo porque algún experto había dicho que eso estaba mal (…)

Muchas madres no disponen de tiempo. ¿Es un mito la conciliación laboral?
Soluciones mágicas no existen: no puedes estar en dos sitios a la vez. Y a nuestras abuelas por lo menos las dejaban ir a trabajar con su hijo, como siguen haciendo muchas mujeres en el mundo, que llevan al niño atado a la espalda. En esta sociedad, aunque hay empleos que se podrían hacer con un niño en brazos, como una taquillera o una empleada de Hacienda, no se permite; está mal visto.

Puedes leer en Veinte Minutos la entrevista completa. En cuanto tenga el nuevo libro les posteo la reseña. Gracias a @Januszka por el dato.

Opina: ¿Eres fan de Carlos González?

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Una posibilidad entre mil

POSTUna de las cosas más difíciles del embarazo es la espera. No solo por el deseo de tener al bebé en nuestros brazos, sino también porque el hecho de no saber si se encuentra del todo bien -pese a lo que digan los médicos- se convierte en una obsesión maternal que nos acompaña durante toda la gestación. De ahí que surjan pesadillas y largas noches de insomnio. Después del parto, cuando constatamos que nuestro hijo está realmente sano, podemos respirar tranquilos y agradecer a Dios. Pero no todos tienen la misma suerte.

Hace unos días llegó a mis manos, por medio de una nueva amiga, una novela gráfica que me hizo estremecer. El título lo dice todo: Una posibilidad entre mil. Es una ejemplar historia de como unos padres son capaces de luchar sin rendirse por el bienestar de su hija.

Los autores, Cristina Durán y Miguel A. Giner Bou, son licenciados por la Facultad de Bellas Artes de Valencia en la especialidad de Dibujo. Pero ante todo son los padres de Laia, una niña que nació con parálisis cerebral.

Viñeta a viñeta, los padres de Laia cuentan una historia autobiográfica donde relatan magistralmente el cúmulo de emociones que experimentaron desde el nacimiento de la niña hasta que les informaron de su enfermedad, y la manera en que enfrentaron, minuto a minuto, la angustiosa espera.

Les recomiendo leer esta historia, no solo por la originalidad del formato, que ya es bastante, sino también porque los autores son capaces de transmitir gráficamente – y de manera insuperable- cada una de sus emociones, cada uno de sus pensamientos.

Laia tenía una posibilidad entre mil de sobrevivir pero se afianzó a la vida con garras y dientes cobijada por el apoyo espiritual, físico y psíquico de sus valientes padres. Unos padres que no se rindieron y superaron todos los obstáculos que supone tener un bebé con discapacidad.

La novela defiende también otro tema primordial: la lactancia materna, a la vez que nos recuerda la importancia del soporte familiar para afrontar las dificultades que se nos presentan.

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Gotitas de vida

lactanciaCuando era una mujer soltera y sin hijos, la lactancia me parecía un fenómeno extraño y muy, muy lejano. Cuando veía a una mujer alimentar a su hijo pensaba que sin duda era un sacrificio muy grande. Con el paso del tiempo,  mis amigas comenzaron a parir y me contaban las infinitas molestias de «dar el pecho».

Recuerdo la cara de angustia de una de ellas cuando me detallaba el martirio que vivió para poder alimentar a su bebé. «Es horrible. Me sangran los pezones y duele muchísimo. Creo que solo lo amamantaré este mes y después con fórmula», aseguraba. La lactancia, aunque no lo parezca, tiene muchos beneficios. No sólo para la salud y el buen desarrollo del bebé, que eso ya me parece razón suficiente, sino también para la economía doméstica.

En cuanto me ingresaron en el hospital una enfermera me advirtió que, si no quería amamantar, podían darme una pastilla para que «se cortara la leche». Después del parto, cuando todavía no era capaz de recordar mi nombre y aún sentía el cuerpo como si acabara de recibir una brutal paliza, una dulce enfermera que, curiosamente tiene el nombre y el primer apellido de mi hija, me preguntó con su dulce voz: «¿Vas a alimentar a Montserrat?»

«Sí». Contesté sin pensarlo. Instintivamente. En ese momento no me acordé de la sangre en los pezones de mi amiga ni del infinito dolor que describía. «Sí». Contesté sinceramente. Y de pronto me sentí madre.

Al poco rato otra enfermera se ocupó de traerme por segunda vez a Montse, ya aseada y vestida. Me dijo: «Descúbrete el torso que esta niña tiene hambre» y en cuanto la puso en mi colo, la niña, instintivamente, se prendió de uno de mis pezones y comenzó a succionar.

Ni siquiera recuerdo si me dolió. El hecho de sentirla ahí, cálidamente, comiendo de manera apresurada y mirándome, hizo que se me olvidara cualquier preocupación respecto a la lactancia.

Desde ese momento y hasta antes de cumplir el año, Montse disfrutó a demanda de la lactancia materna. Después empezó a pedir la teta cada vez menos hasta que la dejó definitivamente. No me arrepiento de haber amamantado a mi hija. Sí, hubo momentos de mucho dolor y tuve que recurir a las famosas pezoneras. Pero la sensación de maternidad real que experimentas con esta actividad corporal, es única y no me la perdería por nada.

Se trata de una forma muy íntima de comunicación entre una madre y un hijo. Una sensación de paz infinita que es necesario vivir para poder entender.

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