Archive for diciembre, 2009

10 consejos útiles para los Reyes Magos

Aunque los niños de ahora no se cortan al escribir la carta de los Reyes Magos, muchas veces es complicado elegir que regalarles en estas fechas. Así que intentando aliviar un poco la delicada tarea de Sus Majestades, he aquí algunas recomendaciones que les pueden resultar muy útiles:

1. El regalo debe ser, antes que nada, divertido. Los Reyes deben comprender que los niños viven las fiestas navideñas con mucha ilusión. Nada más traumático para un pequeñín que abrir el preciado paquete y encontrarse con una pijama de lana o un mochila para el cole. Así que ni ropa, ni útiles escolares, ni muebles para la habitación. Al menos, claro, que estén incluidos en la carta.

2. Antes de elegir el regalo es necesario conocer bien al destinatario. ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Hay algo que le haga particular ilusión? Una buena técnica es cerrar los ojos e imaginar la cara que pondrán cuando vean el regalo.

3. En medio de la crisis es natural que no se asigne un gran presupuesto a los regalos, pero eso no debe repercutir -de ninguna manera- en la calidad de los juguetes. Es primordial los regalos de los niños cumplan con la normativa de calidad europea.

4. Elegir el regalo de acuerdo a la edad del niño. Muchas veces los Reyes se emocionan tanto que, inconscientemente, buscan juguetes que les gusten a ellos sin pensar en el menor: grave error. El obsequio debe adaptarse no solo a los gustos del pequeño, sino también a su madurez porque si no se pierde pronto el interés.

5. Precio no es igual a aprecio. El amor hacia los niños no se demuestra comprando el regalo  más caro. Aunque son los Reyes quienes deciden el precio del juguete, es importante que no se dejen llevar por las campañas publicitarias.

6. Cumplir a pie juntillas los caprichos de los nenos no es la mejor decisión. Los padres deben orientar a sus hijos respecto a las peticiones que hacen en sus cartas y hacerles entender que no pueden tener todo lo que quieren.

7. Los niños menores de un año disfrutan más de los móviles y aquellos objetos que estimulan su curiosidad y sus sentidos a través de colores alegres y sonidos divertidos.

8. Entre los dos y los cuatro años la imaginación y la creatividad son fundamentales. Los disfraces y los juegos de rol son una buena opción puesto que disfrutan imitando a los adultos. También en este rango de edad prevalece el gusto por juguetes sobre ruedas como triciclos y corre pasillos.

9. A partir de los cinco años es más fácil escoger un juguete puesto que el pequeño ya sabe lo que quiere y tiene la capacidad para decirlo. Si el niño se inclina por la tecnología y quiere una consola, por ejemplo, es importante elegir juegos que estimulen la movilidad o acompañar el juguete con otro que pueda disfrutar lejos del sofá. Lo importante es no promover el sedentarismo infantil.

10. Acompaña el regalo con una misiva. Al menos a mí me hacía mucha ilusión encontrar una carta junto a mis juguetes. Es una buena forma de felicitar a los niños buenos y reprender ligeramente a los que se han portado mal.

¡Buena suerte y felices fiestas!

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El circo y el pato

Aprovechando el puente de la Constitución llevamos a Montse al circo. El aprendiz de padre y yo fuimos un poco «a la fuerza» pues no somos partidarios de los espectáculos con animales, pero el sacrificio valió la pena. Montse disfrutó plenamente del show. Lo más divertido de la jornada circense fue el principio. La pequeña siendo hija única, nieta única, sobrina única… es en nuestra familia siempre el centro de atención. Padres, abuelos y tíos le aplauden hasta la gracia más simple.

Tal vez fue por eso que, en la primera ovación del público, la peque giró la cabeza  sorprendida de que todos le aplaudieran.

Está convencida de que cada vez que alguien aplaude es por ella y para ella. Al término del primer número se acostumbró a su efusivo público y pudo seguir disfrutando la función. Le impresionaron los leones, los payasos, los dromedarios y unos ponys argentinos (eso decía el cartel). Pero quedó boquiabierta cuando en el escenario aparecieron Mickey Mouse y el pato Donald.

Los personajes de Disney salieron de la pista para saludar a los niños. Donald se acercó a Montserrat y le cogió la mano a la vez que le acariciaba la cabeza. No hubo tiempo de sacar el móvil para hacer la foto, Montse exclamó un apasionado: «¡¡¡Hala!!!» y abrió la boca todo lo que pudo. Esa fue la estampa que quedó grabada en su cabecita.

«E pato aaló mi mano».

Lo repitió sin cesar durante toda la tarde. Se lo contó a sus abuelos, a su tía, a mis tíos, al perro, a sus muñecos y a todo el que quisiera escucharla. «E pato aaló mi mano».

Esa noche, cuando sus ojos ya estaban cerrados y su mejilla reposaba tiernamente en su almohada repitió por enésima vez: «E pato aaló mi mano». Simplemente inolvidable.

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La difícil labor de conciliar

Conversando con una amiga me comentaba que, pese a que ella tiene un horario de trabajo agotador, se siente satisfecha del tiempo que comparte con sus hijos porque ya se sabe: «es mejor la calidad que la cantidad». Pero ¿es eso cierto? ¿Son capaces los niños de entender que papá o mamá jugarán con ellos solamente media hora al día pero con toda la calidad del mundo? Y durante esa hora ¿será papá/mamá capaz de concentrarse al cien por ciento en el pequeño y no coger el móvil o consultar el mail?

Son falacias. Cuentos chinos. La calidad es un atributo elemental para muchas otras cosas pero, en lo que respecta a tiempo en familia, la cantidad puede ser una característica mucho más valorada por los niños. Lo ideal, claro está,  es que los atributos se fusionen: tiempo+calidad+cantidad.

Entiendo que cuando tenemos que salir a ganarnos el pan de cada día no resulta fácil aplicar la fórmula mágica. En muchos casos resulta imposible. Los políticos ponen de su parte, pero tampoco es que se esfuercen demasiado. Dejar de trabajar no es una alternativa, no solo por factor económico, que pesa bastante, sino también por el desarrollo profesional de papá/mamá.

La solución existe, pero exigiría un cambio de mentalidad en los políticos, en los patrones y, sobre todo, en todos esos machistas que aún vagan por el mundo pensando que criar y educar a un hijo es cosa de mujeres. La verdadera conciliación llegará cuando padres y madres se comprometan de verdad con el hogar. Cuando pedir un permiso en el trabajo para llevar a los niños al pediatra no sea labor exclusiva de la mujer. Cuando TODOS nos involucremos a favor de los pequeños para que tengan una infancia memorable.

Tal vez deberíamos tomar el ejemplo de  Tobias Billstrom, ministro de Inmigración de Suecia,  que optó por llevar a su bebé de 9 meses a una reunión de trabajo en el Consejo de Ministros de la Unión Europea con el único objetivo de «pasar más tiempo con ella».

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